Por José Ignacio Hipólito
Una de las propuestas mexicanas que estará en el AXE Ceremonia es Valgur, una dupla que a lo largo de su carrera ha creado un universo musical y estético que logra retratar el libre flujo de la información en la era del internet.
Sus canciones suenan como una combinación de todo lo que ha sido popular a través de los años, en ocasiones suenan a todos los éxitos que ponen en la estación de radio Universal Stereo, pero en otras, suena a la playlist de EDM más insular de Spotify. Sus presentaciones en vivo por otra parte, oscilan entre el intro de un anime de los 90 y un culto illuminati. Son la banda perfecta para la época en la que vivimos.
Previo a su show en el festival que se llevará a cabo en el Parque Bicentenario el 5 y 6 de abril, pudimos platicar con uno de los miembros de Valgur, Hugo Valdivieso.
Filter: Quería empezar la entrevista preguntándoles acerca de su experiencia abriendo el tour de Magdalena Bay por Estados Unidos ¿Qué fue lo que les dejó esa gira?
Hugo Valdivieso: Aprendimos muchas cosas. Fue nuestra primera gira por Estados Unidos, y para cualquier banda, la primera experiencia de lo que sea se queda como un hito memorable o un acontecimiento especial en su historia.
Tenemos recuerdos muy bonitos, pero también muy desafiantes. Conocíamos Estados Unidos pero como turistas, y una cosa es ir a pasear y otra cosa es ir a trabajar. Fue muy intimidante pero a la vez fue una experiencia en donde conocimos métodos distintos de hacer las cosas profesionalmente. Tocamos para públicos de mil personas para arriba, y fue increíble ver y aprender muchas cosas de Magdalena Bay, que es una banda con una propuesta emocionante. Hicimos 15 fechas, empezamos en Denver y terminamos en Los Ángeles, pasando por Filadelfia, Nueva York, Nebraska y Boston. Es una experiencia que no vamos a poder olvidar.
F: ¿Cómo se dio esta conexión?
H.V: Es una historia extraña. Yo no conocía la música de Magdalena Bay. No tenía noción de lo espectaculares que eran, pero mi novia, que vive en la ciudad de Phoenix, Arizona, me dijo que tenía que escucharlos porque iban a tocar cerca de donde vivía, y que probablemente nuestra música podría empatar con la de ellos.
Les mandó un mail que encontró por ahí con nuestra música y respondieron diciendo que no solo querían que abriéramos el show de Phoenix sino que querían que abriéramos todo el tour. No lo esperábamos. Pero ahora estamos muy emocionados de poder volver a compartir escenario en el AXE Ceremonia y ponernos al día.
F: Algo que me llama mucho la atención de ustedes es la imagen que han creado a través de sus videos, sus redes sociales y sus presentaciones en vivo ¿Qué tanto sienten que tienen que cuidar esta imagen o personas que han creado cuando no son Valgur?
H.V: El personaje sirve para poder sublimar muchas cosas. Creo que esas personas te pueden dar muchas cosas que están dentro de ti pero que no necesariamente usas en tu cotidianidad, como la seguridad, la confianza o la autoestima, cosas que funcionan de manera subconsciente. Todos tenemos deficiencias en nuestra estructura de la personalidad y la creación de un personaje, al menos para nosotros, ha sido una especie de arma de salvación.


F: Creo que Valgur ya tiene una carrera lo suficientemente larga como para que ustedes mismos tengan expectativas del proyecto, pero al mismo tiempo, limitantes en cuanto a cuestiones musicales y estéticas ¿Cuáles creen que sean, si es que existen?
H.V: Creo que sí tenemos libertad para hacer lo que queramos, y las limitantes que podrían existir las hemos ido rompiendo. Pensar que existe el purismo en cualquier ámbito es ficción. Creo que la evolución natural de Valgur nos ha dado la posibilidad de poder desmoronar las estructuras creativas que se nos han impuesto. Y sí, quizás haya otros proyectos y personas que tengan muy bien delimitada su obra, pero para Valgur el desafío es ese, tener esa libertad. Sí creemos que existe un universo sólido en donde habitamos y hacemos cosas, pero nosotros no quisiéramos limitarnos. Hoy, en esta conversación, Valgur está en una etapa en la que esperamos siempre tener la libertad de experimentar.
F: ¿Ven a Valgur haciendo un álbum acústico, por ejemplo?
H.V: Tal vez el nuevo material en el que estamos trabajando no vaya para esa dirección pero creo que podría coexistir. Yo soy de la idea de que nada es desechable. No sé si podamos hacer un disco acústico, pero tal vez un EP de ciertas canciones en donde hagamos la traducción de lo electrónico a lo acústico. Muchas de nuestras canciones han nacido en la guitarra y sacar algo que represente eso podría ser emocionante. No sé. No creo que tengamos que ser tan radicales para lanzar algo distinto a lo que hemos estado haciendo.
F: ¿Qué tan importantes son los números de reproducción para ustedes? No sólo hablando del éxito que representa que una canción sea escuchada mil veces, sino en cuestión de armar un setlist por ejemplo.
H.V: Es una buena pregunta porque hace poco estábamos leyendo una entrevista con Rick Owens, que es un diseñador de moda, y le preguntaban acerca de lo que él consideraba como sus “seguidores”, que para el entrevistador era un pequeño nicho, y Rick respondió de una manera muy interesante, y creo que su respuesta la podemos poner en esta mesa.
Para nosotros los números simbolizan la gente que está ahí, sea el número que sea, porque a lo que nosotros nos importa es que sea gente real, que sea gente que verdaderamente le guste lo que hacemos. Eso es suficiente para tener una satisfacción emocional y tener un vínculo emocional con las personas que escuchan nuestra música, porque al final de cuentas eso es lo que buscamos, ser un canal de catarsis y sublimación, pero también ser un canal de identificación y empatía. Obviamente los números son importantes para que podamos tener trabajo, pero al final del día no es algo que nos represente por completo.
F: ¿Creen que exista una canción que tengan que tocar en vivo casi por obligación cuando se suben a un escenario?
H.V: Hay varias. “Máscara de Niña” y “Vampiro” son un par, pero al final, cuando ya se está acabando el show, se escucha el grito pidiendo “El Pozo”.
F: ¿Alguna vez pensaron que estas canciones los iban a representar?
H.V: En el primer disco, definitivamente no. Y creo que tiene que ver con el concepto del ocio. En el primer disco existía ese concepto de una manera muy amplia, y lo menciono de manera positiva. Hay muchas lecturas acerca del ocio en donde se le nombra como uno de los elementos esenciales para que existan obras de arte. La creatividad no encuentra otro espacio más que en el ocio. Y en el primer disco existían mucho esos espacios. Cuando estábamos grabando en Oaxaca, los días se pasaban muy lento, pero existía la libertad de equivocarse, de borrar y de decir esto no funciona, de cambiar de instrumentos; existía esta libertad que sólo te puede dar el ocio, pero creo que después de Zapandú empezaron a existir ciertos estándares que la misma industria nos instauró.
Yo pienso que el artista o el músico siempre tiene la presión del de afuera, y no solo los que se dedican a hacer cosas creativas, creo que todos estamos presionados por la mirada del otro.
Creo que por eso tardamos cuatro años en sacar un nuevo disco, eso aunado a unos problemas personales, pero después de que se recibió muy bien a Zapandú, empezó a haber una preocupación de nuestra parte acerca de lo que los demás podrían pensar de nuestra música, misma que se ha ido trabajando.
F: ¿Qué tan lejos estamos de un nuevo álbum de Valgur?
H.V: Estamos en el punto medio. No estamos ni tan lejos ni tan cerca, pero para nosotros la prioridad siempre es terminar las canciones hasta que estemos satisfechos. En la música puedes quitar y poner, y ese proceso puede ser interminable, pero poco a poco hemos aprendido a soltar y decir “hasta aquí”. Ahorita estamos trabajando en una canción que está llegando a ese punto, ahora sólo faltan un par de procesos como la mezcla y la masterización, y quizás grabar un video, pero eso se traduce en tiempo. Tal vez en unos meses haya algo nuevo.