Fotos: Óscar Villanueva
Por: Felipe Corrales
El pasado domingo fue el regreso de Buzzcocks a la Ciudad de México en lo que fue un encuentro directo con la esencia del punk británico. A pesar de los años y la ausencia física de Pete Shelley, la banda demostró que su legado sigue vivo con un show extenso que no escatimó en clásicos ni en potencia.
La voz de Steve Diggle, quien ahora lleva la batuta como líder de Buzzcocks mantiene ese sonido punk, ese tono de rebeldía que ponía Pete en sus años mozos durante los años ochenta.
Temas como “Fast Cars”, “Autonomy” y “I Don’t Mind” sonaron tan frescos como en su debut, con esa mezcla perfecta de angustia y melodía infecciosa que ha hecho de la banda un referente ineludible del punk tradicional.




El repertorio fue generoso y celebratorio. Más de 30 canciones desfilaron sin pausas innecesarias, entre ellas joyas como “Everybody’s Happy Nowadays”, “Orgasm Addict”, “What Do I Get?” y, por supuesto, el himno absoluto “Ever Fallen in Love (With Someone You Shouldn’t’ve)”, coreado con euforia por todos los presentes.
Buzzcocks no necesita de muchos artificios: su fuerza está en la inmediatez de sus composiciones, en esos riffs filosos y versos que capturan frustraciones y deseos con una simplicidad demoledora. La energía sobre el escenario se mantuvo al máximo, y aunque la nostalgia flotaba en el aire, lo que se vivió fue una experiencia plenamente actual.
Ver a Buzzcocks en vivo en 2025 es confirmar que el punk no fue solo una moda juvenil, sino un grito atemporal que sigue resonando.











