Por Alejandro Rocha
No tratan de esconderse ni caer bien. La intención de este grupo es gritar a los cuatro vientos que existen, y que no están dispuestos a volverse predecibles. Formados por la esencia y la influencia del punk y un rock obscuro, Savages es un nombre muy apropiado si lo comparamos con la música que nos proponen.
Las primeras tres canciones son un preámbulo de lo que se trata este grupo; Jehny Beth, vocalista del grupo, tiene una voz que te cautiva y te atrapa inmediatamente. En la cuarta canción, “Strife”, las guitarras (que suenan un poco más a un grunge de los 90 mezclada con la locura de Billy Corgan) se unen con la voz de Beth y en vez de atraparte, te seducen. No está de más comparar esta siguiente etapa del disco con las Sirenas de Homero en La Odisea. “Strife” es una pieza que en verdad uno debe escuchar, aunque que el final no es feliz.
A partir de la quinta canción, “Waiting for a Sign”, todo parece indicar que te has convertido en un marinero más. El bajo de “Dead Nature” (una clase de entremés) te pone en un vacío del que no puedes escapar; ha terminado la primera mitad de la obra.
La tercera llamada surge dos minutos después. El disco continúa, y sigues cautivado por la belleza de la voz de Beth, pero los instrumentos te indican que te están matando lentamente. El oyente entra en trance por el eco que escucha en la guitarra y la batería; Beth sigue y sigue cantando y se vuelve una con la locura.
Dentro de este océano de emociones, Savages no te deja ir y todo se convierte en un remolino de locura; “No Face” indica que el festín de tiburones ha iniciado. Beth es rápida, no te deja descansar. La londinense te pega una y otra vez con su voz fuerte y su presencia espeluznante. “Hit Me” convierte al grupo en una pandilla callejera que no deja de atormentarte.
“Husbands” (canción con la que cerraron en su presentación en el SXSW ’13) es la penúltima canción, y es aquí cuando el oyente trata de salir de esta mansión de terror. Corredor tras corredor, puerta tras puerta, uno simplemente no encuentra salida…lo único que escuchas es la voz de Beth alrededor de ti, en forma de burla.
Por último, está “Marshal Dear”. Con un piano (sí, piano), Savages te indica que la espera ha terminado. El mundo de la música tal como lo conocemos está por cambiar. Hemos salido de esta casa tan terrorífica… pero el sol no sale, más bien se está poniendo; esto va para largo. El post-punk ha adquirido una carta muy fuerte para regresar de lleno a los escenarios más importantes del mundo, y Jehny Beth y compañía lo han demostrado con este disco.