Por Alejandro Rocha
Pocos grupos nacionales se dedican a romper barreras establecidas. Muchos se enfocan más bien en trabajar en un género que saben que le gustará al público, como un pop-rock o un rock básico. Sin embargo, Turbina nos lanza un disco que nos da la esperanza que las cosas cambian para la escena musical mexicana. Al escuchar Leti’ Hum Eek’, la música que escuchamos es una mezcla experimental y psicodélica que pocos pueden copiar, mucho menos crear. Más allá de guitarras distorsionadas y pianos, el grupo incluye bucles y máquinas de batería para explorar lo lejos que pueden llegar en el ámbito musical. A pesar de ser el trabajo más arriesgado que se ha escuchado por parte de un conjunto mexicano en varios años, Turbina va más allá e incluye un homenaje a las lenguas regionales de México, como el maya, el zapoteco y el mixe.
La fusión de sonidos que se escuchan en este disco son demasiadas, ya que pasa del rock a los psicodélico, a lo experimental dentro de las mismas canciones. “Lego Delator”, en la cual participa el músico Bocafloja, mantiene un misticismo y una serie de sintetizadores que se mezclan muy bien con la voz del cantante. Daniel Zlotnik, un reconocido saxofonista, le inyecta al disco su propio estilo al mezclar los sonidos experimentales de Turbina con una clase de fusión de jazz contemporáneo. Su colaboración va muy de la mano con los pianos que se pueden escuchar en varias de las canciones. También recomendamos la canción “Phillia”, porque durante esos siete minutos de duración, el conjunto mexicano explota de manera exquisita los instrumentos.
A final de cuentas, todo parece indicar que el grupo Turbina hizo de este disco una lasaña; los chicos metieron toda clase de ingredientes y el resultado es muy bueno. Arriesgado, pero finalmente, es lo que necesitamos.