I Never Learn
Lykke Li
LL
77%
Por Roy Rojas
Alguien ha lastimado a Lykke Li. ¿O ella ha lastimado a alguien? Podemos intuir que se trata de amor, de un hombre, de una pérdida o un rechazo, pero no lo sabemos. Lo único verdadero es que su nuevo álbum implica entrar en una zona oscura y dolorosa donde ella misma lo describe en una carta colocada en su sitio oficial.
“Lo siento si llegué tarde, me tomó un poco de tiempo llegar aquí. La búsqueda de luz me llevó a través de junglas de locura, insomnio, tristeza, desesperación y miedo…”
Este lugar que Li ha construido con el fin de volcar sus emociones se llama I Never Learn, una entrega que desde el principio muestra las heridas profundas en su primera canción homónima:
Where the blue moons shines
Where the tears melt ice
In a sea of guilt
By the fallen stars
Lonely chimes, sing of pain
There’s a storm, only love remains
Describir la canción por su sonido resultaría un poco soso, pero es interesante la inclusión de una guitarra acústica acompañada por un sintetizador muy tenue y ella cantando cual eco recorriendo el laberíntico lugar en el que yacemos; una voz fantasmal flotando en los espacios posibles, llenando los vacíos… “No Rest For The Wicked” muestra otro pasillo de esta oscuridad en una balada pop poderosa que crece en sonido poco a poco con las marimbas, los tambores y los sintetizadores envolviendo la canción:
My one heart hurt another
So only one life can’t be enough
Can you give me just another
For that one who got away
Lykke Li relató a la revista Time que con este álbum ella cierra la trilogía de una chica en búsqueda del amor y de sí misma; y que I Never Learn surge de la mayor ruptura que ha experimentado. Se mudó a Los Ángeles y ahí pasó una temporada escribiendo temas lentos, muy honestos, sinceros y desgarradores (esto último lo suponemos tras escuchar el álbum); de una pena abrumadora, en una búsqueda de expiación:
Even though it hurts, even though it scars
Love me when it storms, love me when I fall
Every time it breaks, every time its torn
Love me like I’m not made of stone
Love me like I’m not made of stone
Cada nombre de las canciones es un episodio de Li, uno que implica desamor: “Never Gonna Love Again”, “Heart of Steel«, “Sleeping Alone”…quizá haya falta que esa oscuridad se refleje en una propuesta más arriesgada y misteriosa. Es demasiado pop para tal drama y el laberinto tiene una salida fácil de ser descubierta (quizá muy comercial); demasiado breve (nueve canciones que no rebasan los cuatro minutos), y la experiencia no termina por envolvernos, no entramos en su ruptura, nos queda demasiado lejana la experiencia.
Rupturas amorosas tenemos durante la vida, ¿por qué habría de importarnos o de resultarnos interesante la de Lykke Li si es demasiado común?