Sus “Satánicas Majestades” regresaron a la Ciudad de México una década después. Pasan los años y los Stones siguen siendo la banda de rock más importante del mundo.
El Foro Sol estaba casi lleno, miles de boletos estaban en las manos de los revendedores con precios de hasta 20 mil pesos en las primeras filas. Miles y miles de souvenirs se escuchaban en las voces de cientos de vendedores ambulantes que, cual merolicos, saturaban el oídio a los alrededores del foro en un muy contaminado lunes en la CDMX.
Pasadas las nueve de la noche las luces se apagaron, y con un breve intro en las pantallas y en medio de juegos pirotécnicos sonó la guitarra grandiosa «Start Me Up». Además de la explosión de pólvora y audio, los cerca de 50 mil fans ahogaron el ambiente con gritos de euforia. Apegados al folklore de los países latinoamericanos que están visitando, y ahora en México, Jagger saludó con un ‘Hola guey’. «It’s Only Rock ‘n’ Roll», otro himno para los fans fue la siguiente en el setlist, y la gente no paraba de cantar y gritar. «Tumbling Dice», «Street Fighting Man» se escucharon también, esta última elegida por los fans mexicanos en las redes sociales de los Stones. En plena adrenalina vino un emotivo respiro para cantar «Wild Horses», y que al parecer sirvió para cargar aún más energía con «Paint It Black».
Sin dar un respiro en la euforia los Stones ejecutaron «Honky Tonk Women», para enseguida ceder el turno al icónico Keith Richards en las vocales con el tema «You Got the Silver», donde nos deja ver una vez más su gran influencia del blues. Y el momento de Richards continuaría con la rocanrolera «Before They Make Me Run». El blues y el soul continuaron en el ambiente al escucharse «Midnight Rambler» con Jagger tocando la armónica. La discotequera «Miss You» fue coreada espectacularmente por los fans. Al llegar los primeros acordes de «Gimme Shelter» el ambiente se trasladó de inmediato a la década de los 60 y 70 con la extraordinaria y potente voz de la corista que los acompaña, para seguir con «Jumpin’ Jack Flash» y «Sympathy for the Devil», canción donde obviamente se desató la locura.
Resulta muy interesante ver cómo niños desde los 5 años y hasta los que ya tienen 70 años disfrutaron al igual del concierto, donde no hubo ideologías, no hubo diferencias sociales ni religiosas. Simplemente se trató de un fiesta familiar llena de rock & roll que cerró con broche de oro con » (I Can’t Get No) Satisfaction».