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NOTICIA

La caravana de los marihuanautas: Dopesmoker

Por TARS

Es sabido que el cannabis siempre ha sido objeto de controversia, aunque en los últimos años se ha tomado más conciencia y aceptación de los beneficios que aporta, disminuyendo el taboo que se tiene de tan enigmática planta. Ya sea por razones médicas, espirituales o simplemente para pasarla bien un rato, es innegable que el cannabis nos brinda una perspectiva diferente del mundo, siempre y cuando se consuma de manera consciente y responsable, aunque es igual de respetable el no consumirla, pero eso ya es muy subjetivo.

El Reggae siempre se le ha relacionado directamente con la planta por ser gran fuente de inspiración para la mayoría de los artistas del género, y es muy común que se hable del tema en la música distintiva de la cultura y religión del rastafarismo. Esto no quiere decir que el hablar y rendirle culto a la planta mediante la música sea algo exclusivo del Reggae, para nada, también podemos “disfrutarla” en otros géneros con artistas que se han inspirado con el cannabis y que gracias a este han creado cosas maravillosas y de gran importancia, y esto debe reconocerse sin importar si uno es consumidor o no de la planta.

Un gran y claro ejemplo de esto es el mítico Dopesmoker, el tercer álbum de la legendaria banda Sleep, quienes nos visitaron por primera vez en nuestro país como acto estelar del festival Nrmal para darnos una insana cátedra de Stoner que mantuvo “pachecos” a todos los asistentes, incluso a aquellos que no son “420 friendly*.

Para rendirle un digno homenaje, hablaremos de la historia que hay en el Dopesmoker, que más que un álbum es el viaje a un oasis que sólo se puede llegar de una manera; fumando y siguiendo el humo.

Being stoner…

A principios de los 90’s vio la luz de manera significativa el Stoner, un género derivado del Rock Psicodélico y el Doom. Se dice que los primeros en dedicarse a formar este estilo de ritmos de batería pesados en slow-tempo, guitarras ácidas y bajos espesos fueron los californianos de Kyuss, quienes tomaron influencias de bandas como Black Sabbath y Blue Cheer, y a esto le sumaron dos características casi imprescindibles para hacer Stoner; paisajes desérticos y mucha, mucha marihuana. Podría sonar a algo que ya hizo The Doors, pero nada que ver. Esto es algo más maduro, puro y poderoso.

De ese gremio que inició este movimiento salió Sleep, también californianos, quienes ayudaron a reforzar el estilo del Stoner con sus primeros álbumes Volume One y Sleep’s Holy Mountain, pero fue poco después que decidieron crear un álbum único que estuviese conformado por una sola canción que durara una hora como mínimo. El reto de componer una canción así no era nada sencillo, aunado a que se encontraban adeudados y sin dinero para lograrlo. Fue London Records quienes decidieron financiar la producción del álbum, con base en las críticas positivas que la banda había obtenido con sus anteriores álbumes y deseando tener a una banda “metalera” en su catálogo, pero sin saber del todo lo que Sleep tenía planeado hacer, lo cual fue un grave error de ambas partes ya que trajo una serie de problemas que complicarían aún más el lanzamiento del álbum.

Escapando de la vida (con un bong en la mano)

Con el financiamiento de London Records, la banda pudo saldar sus deudas y empezar el largo proceso, y decidieron hacerlo invirtiendo principalmente en mejorar su equipo. Matt Pike, el guitarrista, estima que gastaron aproximadamente $75,000 dólares en hacerlo, siendo el gasto más fuerte, seguido de lo que invirtieron en su fuente de inspiración principal; el cannabis. La planta fue sumamente importante para la etapa de composición, claro, y Al Cisneros (el bajista y cofundador) ha declarado que mantuvieron el primer verso de Dopesmoker como su credo: [Drop out the life with bong in hand…]. El proceso de composición fue largo (muy largo). Durante cuatro años la banda se mantuvo fumando y componiendo una historia que contara la leyenda de un grupo de “feligreses” o “pastores” que le rinden tributo a una especie de Dios Pachecristiano. Los nombrados Marihuanautas van caminando a través de las áridas arenas de Israel en busca del Edén donde se encuentra el paraíso y reino de dicho Dios. La banda debió fumar toda la marihuana de California durante el proceso, ya que mientras nos relata este místico viaje, nos atrapa y logra proyectarnos en la peregrinación.

Cruzando el desierto de Jerusalén, bajo un brillante Sol que emite un espeso calor, nos encontramos en marcha a un paraíso verde y fresco, donde la libertad es el único régimen. Armados con lo esencial, marchamos con el humo como guía, cerca del monte Sion y rumbo al río Jordán que nos bendecirá con sus aguas pacíficas. Mientras nos imaginamos ya estar recostados en los campos verdosos, vamos con nuestro bong en la mano y fumando de él…

Es muy notorio que el estar fumando constantemente y en grandes cantidades fue necesario para la composición, y esto es igual de necesario que lo haga el audio-escucha para que lo comprenda. A inicios de 1996 comenzaron las grabaciones del álbum, siendo un proceso complicado ya que era difícil de memorizar, lo que ocasionaba diferentes versiones de lo que planearon originalmente, y es fácil de notarse en los cambios de ritmo, incluso por momentos se escucha que cada quien está improvisando, pero sin llegar a romper la misma línea y esencia estruendosa. Tardaron meses en completarla, pero finalmente quedó grabado y listo aquél trabajo titánico lleno de esfuerzo y orgullo, pero London Records no lo vio así, al contrario. El booker del sello discográfico que habló por primera vez con la banda había sido destituido antes de que la banda terminara el trabajo, así que la disquera no sabía lo que la banda estaba haciendo. La decepción fue grande cuando lo escucharon, e intentaron convencer (y casi obligar) a la banda a que lo editaran y dividieran en varias canciones para poder lanzarlo en singles para darle difusión en la radio, pero esto iba en contra de los deseos de la banda, lo que ocasionó una disputa que acabó frustrando a la banda, y como consecuencia, finalmente se separaron. En 1999, The Music Cartel y Rise Above Records lanzaron una versión no autorizada del todo por la banda llamada Jerusalem, nombre que sólo fue provisional durante la composición y grabación. La edición de Jerusalem consiste en 6 canciones completamente homónimas al álbum y que tiene una duración final de 52 minutos.

Una segunda versión salió en el 2003 bajo el sello de Tee Pee Records, ya con el titulo original de Dopesmoker y con la duración planeada en un principio de 63 minutos. Esta edición fue mucho mejor que Jerusalem, aunque la banda no quedó satisfecha del todo, pero decidieron conformarse con ello. Fue hasta el año 2012 que Southern Lord Records le propuso a la banda remasterizar las grabaciones originales, junto con una versión en vivo de su canción ”Holy Mountain”, y estos fueron convencidos de inmediato. El resultado fue mucho mejor de lo que todo mundo esperaba. La banda quedó sumamente feliz y agradecida con la disquera, describiendo el resultado como un poderoso “Mamut’. El poderío de la versión remasterizada de Dopesmoker se mide en kilotones. Es indómito, agresivo e impactante, como un King Kong que vemos en las nuevas películas y no su versión original y poco convincente de los años 30. Por fin se lograron los simbólicos 420 decibeles que se necesitaban para completar el ritual místico de los semilleros.

Se creó una nueva portada y fue lanzado en su Bandcamp el 20 de Abril del 2013, siendo así un 420 day bastante especial.

Con Dopesmoker hay una garantía al fumador habitual de que tendrá un viaje espiritual y psicodélico profundo, con matices alucinantes y la voz de un profeta que nos hace sentir seguros y orgullosos de lo que somos: una caravana de pachecos.

Disfrutemos este oasis mientras podamos. Disfrutemos los placeres que nos brinda la planta que ha crecido por años bajo el brillo del Sol. Preparemos nuestros bongs y alcemos el humo como una oración al cielo. En esta tierra somos libres de esa rutina aburrida que llamamos realidad…

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