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ENTREVISTA

Shame: música para que los gusanos disfruten su comida

Por José Ignacio Hipólito

El tercer álbum de Shame se llama Food for Worms y es un álbum que continúa el legado de su avasallante sonido post-punk, pero con pequeños guiños a otros géneros musicales que rompen la prisión que se les ha impuesto con la etiqueta del género.

Con ayuda de Flood, uno de los productores más influyentes en la música “alternativa” de los últimos 40 años, la banda no sólo está saliendo de las garras del post-punk, también consiguió que una de las artistas más solicitadas del momento, Phoebe Bridgers, cantara en esta nueva producción discográfica de los ingleses.

La banda conformada por Charlie Steen, Sean Coyle-Smith, Eddie Green y Charlie Forbes se prepara para un nuevo ciclo discográfico y antes de que empiece, tuvimos la oportunidad de platicar con uno de sus integrantes, una pieza clave en la energía de la banda: Charlie Forbes, el baterista.

Filter: La etiqueta del post-punk se le puso a Shame desde que empezó su carrera. ¿Creen que los describe correctamente?

Charlie Forbes: Si no hubiéramos querido ser llamados post-punk nunca hubiéramos lanzado un álbum como Songs of Praise. Yo diría que no estaba “tan de moda” en ese momento, pero cuando terminamos de grabarlo, todos colectivamente empezamos a escuchar el género mucho más. Y esa influencia se puede escuchar en las sesiones de Drunk Tank Pink, que no se lanzó de inmediato. Pasaron un par de años y en ese tiempo nacieron muchas otras bandas que empezaron a sonar parecido a nosotros, y no lo digo porque me moleste, me gustan muchas de ellas, pero sí noté una clara tendencia.

Diría que ese sonido post-punk fue como dispararnos en el pie, pero ahora, con este álbum estamos tratando de expandir nuestro sonido.

F: Cuando te catalogan como lo que sea, te lanzan a una especie de caja de la que a muchas bandas les cuesta salir y supongo que lo que quieren evitar es ser conocidos como “la banda que sólo hace post-punk”.

C.F: Sí, queremos probar que podemos hacer canciones de otros géneros también.

F: La primera canción que lanzaron como sencillo fue “Fingers of Steel”. ¿Fue la primera que compusieron para este nuevo álbum?

C.F: El álbum se escribió en dos grandes partes. Una gran parte del álbum fue escrito en una sesión que tuvimos para prepararnos para dos shows en los que sólo íbamos a tocar material nuevo. Muchas canciones nacieron de ahí, “Fingers of Steel” es un ejemplo, pero hubo unas dos o tres canciones que ya teníamos y reconstruimos como “Different Person”, “Orchid” y “Six-Pack”.

Creo que nadie planeó que “Fingers of Steel” fuera el primer sencillo. Tuvo más que ver el cómo terminó la canción; sentimos que era la introducción perfecta para este nuevo capítulo de Shame.

F: Lanzaron un video acompañando esa canción. ¿Alguna vez se han sentido como ese video los retrata?

C.F: Creo que la gente lo está malinterpretando. Nos preguntan mucho por este comentario social que hacemos en él, pero la verdad es que su objetivo es ser estúpido. Aun así creo que hay muchas cosas que se pueden decir de cómo el arte en general se está convirtiendo en contenido. Y yo al menos, estoy empezando a odiar la maldita palabra “contenido” porque todo en tu vida tiene que ser digerible para las redes sociales, para hacer marketing de algo o alguien.

F: No sé qué tanto piensen en eso al momento de hacer música porque a veces, esos números que te dan las plataformas, como el número de plays en un servicio de streaming, o el número de videos que hay en una red social con tu canción, puede significar que una banda pueda hacer dinero de su música…

C.F: Sí, claro. Creo que los únicos artistas que verdaderamente hacen dinero cuando hablamos de streaming son artistas como Rihanna. Tristemente nos hemos rendido a la realidad que no haremos dinero a través del streaming. Nunca he tenido en mis manos dinero del número de plays de una canción. Tal vez ayudaría si nos hiciéramos virales en TikTok, pero nosotros no nos preocupamos por eso.

Somos una banda de conciertos, y si quieres hablar de dinero, de ahí es de donde viene nuestra principal fuente de ingresos. Si nos quieres apoyar de alguna manera, hazlo comprando un boleto para vernos en vivo.

F: Trabajaron con el productor Flood en este álbum. ¿Cómo se conocieron y cómo decidieron trabajar juntos?

C.F: Originalmente el álbum iba a ser producido por otra persona, pero uno de nuestros managers conocía a una persona que conocía a Flood y nos ayudó a conseguirlo. Tuvimos una reunión con él poco después, y durante la junta nos dijo, sí definitivamente quiero trabajar con ustedes. Y nosotros le preguntamos, ¿qué te parecieron los demos que te enviamos?, y él respondió algo como, les voy a ser sincero chicos, no he escuchado ni una salchicha, pero igual voy a producir su álbum.

Esa actitud de no importarle las cosas fue lo que hizo la producción de este álbum una gran experiencia. Supongo que el único problema fue el largo tiempo que nos tardamos, pero no cambiara nada.

F: Sí, he leído acerca de cómo trabaja en el estudio. Soy un gran fanático de los Smashing Pumpkins y cuando escuché a Billy Corgan hablar de los métodos de producción de Flood, me sorprendí bastante.

C.F: “1979” es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, y lo que Flood me dijo fue que habían trabajado en el tema por mucho, mucho tiempo y a pesar del esfuerzo, nunca parecía que estuviera terminada. El último día de grabación del Mellon Collie and the Infinite Sadness, Flood le dijo a Billy Corgan, es ahora o nunca, sólo tienes esta noche para hacer funcionar esta canción o no estará en el álbum. Creo que me dijo que la programación de un beat fue lo que ayudó a la banda a terminar la canción. Y he escuchado esa canción miles de veces y nunca me percaté de ese beat, y pensar que eso fue la clave para terminar la canción, me sorprendió mucho.

Hay muchas historias que escuché de Flood, pero no puedo recordar mucho en este momento porque tengo pésima memoria.

F: Flood ha producido a bandas como Depeche Mode, My Bloody Valentine, Nine Inch Nails, The Smashing Pumpkins y ahora a esa lista se le suma Shame.

C.F: Así es, así es, ya estamos ahí con los chicos y chicas grandes.

F: ¿Recuerdas cómo nació la canción “Adderall”?

C.F: Sí. Fue en esa sesión de la que te hablé hace poco. Y Steen estaba trabajando en la instrumentación de la canción, algo muy simple que le ayuda a construir melodías vocales. Empezó con una línea de bajo y todos empezamos a juguetear con ella, y así, poco a poco, la fuimos construyendo. Josh, nuestro bajista tenía COVID y pensamos que la canción no saldría como debería porque Josh es muy importante en ese proceso. Aun así logramos terminar los versos y el coro, y cuando regresamos de esas sesiones, a Josh se le ocurrió el final.

Tuvimos a Phoebe Bridgers cantando un par de cosas en la canción también así que…

F: Escuché en repetidas ocasiones la canción y no pude identificar qué parte cantaba.

C.F: Sí, no la puedes escuchar. Si tienes unos audífonos muy buenos o un magnífico sistema de sonido, lo más probable es que la escuches en los coros cantando “Adderraaaaalls”, pero como casi todos cantamos en la canción, no la puedes escuchar.

F: ¿Y cómo llegó Phoebe ahí, cómo es que terminó cantando el coro?

C.F: Está en el mismo sello discográfico que nosotros. El sello quería que colaborara con nosotros desde un principio pero no lograron contactarla. Por suerte, ella estaba en el mismo estudio que nosotros grabando algo para su proyecto alterno, boygenius, pero le dijimos a Flood que le fuera a preguntar personalmente y logramos hacer una colaboración mutua. Ella hizo los coros en “Adderall” y Josh tocó el pandero en una canción que todavía no sale a la luz.

Para agradecerle, compramos una botella de vino de 15 libras, que no es nada generoso, y se la dimos. En ese momento, ella nos contó que acababa de conocer a The Rolling Stones y que le habían dado una botella de champaña de 5,000 libras. Creo que fue una manera de humillarnos. Y fue así como nosotros conseguimos que una de las artistas más populares de nuestros tiempos cantara en nuestro álbum.

F: Mencionaste que Josh es importante al escribir canciones de Shame y tenía curiosidad de saber cómo funciona ese proceso.

C.F: Nadie es más importante en Shame, pero Josh es muy bueno para detectar qué funciona y que no desde lejos. Sean, nuestro guitarrista, es quien trae los riffs iniciales, por ejemplo. Y cada uno de nosotros tiene esos pequeños flashes de genialidad.

Usualmente lo que pasa es que empezamos a tocar sin saber muy bien lo que estamos haciendo. Y poco a poco nos damos cuenta de las partes que podemos usar como coro o verso. Seguimos tocando y así depuramos cosas. Ahí puede haber un riff que me gusta, ahí puede haber una sección para esta o aquella canción. Las refinamos y así construimos las canciones.

Refinas, discutes, nos llamamos “cunts” y al final de eso, tienes una canción decente.

De hecho, en este álbum hubo un problema: no sabíamos cuando parar. Por mucho tiempo hablamos de tener más espacio en nuestra música, pero hasta ahora no habíamos hecho un esfuerzo consciente de dejar silencios en nuestras canciones, es decir, de no tener que llenar de instrumentación cada agujero en donde no hay música.

F: Siempre me ha fascinado la manera en la que las bandas ordenan el tracklist de un álbum. ¿Hubo mucha discusión en torno a ello?

C.F: “All the People”, la canción que cierra el álbum, siempre la tuvimos en mente como el tema final.Suena triunfal, y a pesar de que este álbum tiene momentos oscuros, y muchos de nuestros álbumes tienen ese tono lóbrego, nos gustó la idea de que este álbum cerrara con un mensaje positivo.

Puedo tomar la culpa de que el orden de las primeras canciones fue mi idea. “Fingers of Steel” como la abridora, “Six-Pack” como segunda y “Yankees” como tercera, y lo hice aleatoriamente, no hubo una razón detrás. Sólo dije, tal vez esto funcione y cuando mandé mis ideas, todos dijeron, sí, funciona.

F: ¿Hay una canción que no puedes esperar para tocar en vivo de este nuevo álbum?

C.F: Hemos tocado en vivo todas las canciones de este álbum por lo menos una vez. Queríamos tenerlas listas para cuando nos tocara grabarlas porque cuando hicimos el Drunk Tank Pink con James Ford como productor, las canciones que ya teníamos compuestas sonaban bien en nuestra mente, pero al momento de tocarlas para el registro fue como un accidente automovilístico. Sonó horrible. Y sabíamos que si de verdad queríamos hacerlo bien, teníamos que practicar. Fue así como nos dimos cuenta de las partes de una canción que no funcionan, y así pudimos arreglar esto y aquello. Y así fue. Creo que la única canción que tocamos en una sola ocasión fue “All the People”.

Si tuviera que elegir una canción en particular sería “Different Person”, es la que más complicada porque tiene tempos irregulares y a pesar de que estamos intentando ensayarla a la perfección, aún estamos trabajando en ella, porque cuando lo logremos, sé que sonará increíble.

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