Texto y foto de concierto: Cristina Salmerón, Corresponsal en España
Así como el impecable nuevo look de Brandon Flowers, Battle Born, el cuarto disco de estudio de The Killers, cumplió y encantó a los fans, pero no se ha despeinado mucho en el proceso.
Su carta de presentación fue “Runaways”, sencillo que logró despertar la curiosidad de escuchar todo el material. Ahora toca el turno del resto del trabajo, que se dio entre proyectos solistas de los integrantes y la reunión de mayo de 2011 con la que anunciaron que vendría un cuarto álbum, cuatro años después de Day & Age.
Después de escuchar unas tres veces el Battle Born, las conclusiones son que es un álbum de sonido nostálgico de los 80 y 90 combinado con el típico sonido de The Killers, con letras bien trabajadas e historias qué contar pero que en conjunto no los hace dejar su cabellera ante un peluquero arriesgado. Expliquemos el juicio:
The Killers no es una banda que se caracterice por su sonoridad experimental o por utilizar instrumentos complejos, pero en este disco las letras ganan madurez y transmitir ese sentimiento de pérdidas, de tiempos mejores, de ese desierto interno que muchos tenemos y que a veces pesa.
Si bien la música no hace que uno se despeluche de la emoción, las letras ameritan un estremecimiento de los vellitos del brazo.
Para este disco, The Killers se apoyó en figurones de la producción como Stephen Lillywhite, Daniel Lanois, Brendan O’Brien y Stuart Price, quienes han hecho brillar aún más la música de Peter Gabriel, Bob Dylan, Brian Eno, Depeche Mode y decenas más; además, se volvió a trabajar con Alan Moulder, quien mezcló Hot Fuss y Sam’s Town, primeros dos discos de la banda.
Un dato curioso añadido al asunto de las letras es que ésta es la primera vez que personas externas a la banda tienen créditos en ellas. Tal es el caso de “The way it was”, “Be still” o “Heart of a girl”, en las que colaboró Daniel Lanois; o “Here with me”, en donde metió mano Fran Healy, vocalista de Travis.
El sonido de The Killers va con la tendencia retro que tiene vuelta loca la nostalgia de otros tantos músicos, cineastas, diseñadores de moda, creativos, etcétera. Así, en Battle Born hay canciones que se aproximan mucho a las power ballads ochenteras y noventeras, en las que la potente voz de Flowers casi se desgarra en los clímax de las canciones que suben la emoción con —a veces excesivos— efectos de sintetizador.
El estilo retro también queda presente en algunos riffs de guitarra, los teclados, la voz con eco y los coros (para corroborar, escuchen “Here with me”). Dicha influencia tal vez sea culpa de Brendan O’Brien, famoso por producir bandas como Pearl Jam, Stone Temple Pilots o Red Hot Chili Peppers, aunque este sonido de The Killers se aproxima más a U2 en sus inicios o a Bon Jovi.
Por si quedara duda de la añoranza que la agrupación de Las Vegas tiene con esas décadas pasadas (o lo que están escuchando en su iPod), en su concierto dentro del Dcode Fest en Madrid, Brandon Flowers coreó, con mucho sentimiento, “Forever young” de Alphaville…
En esa misma presentación, develaron “Miss atomic bomb”, probable segundo sencillo. Otros temas que brillan como la vaselina son “The way it was” y “Deadlines and commitments”.
Aunque hay algunas canciones poco cumplidoras, el disco tiene doce temas que en conjunto son casi una hora de The Killers, material suficiente para que los fanáticos no se sientan defraudados tras cuatro años de espera.
1. “Flesh and bone”
2. “Runaways”
3. “The way it was”
4. “Here with me”
5. “A matter of time”
6. “Deadlines and commitments”
7. “Miss atomic bomb”
8. “The rising tide”
9. “Heart of a girl”
10. “From here on out”
11. “Be still”
12. “Battle born”