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NOTICIA

Reseña: 'Gold Nights' de White Hex

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Gold Nights
White Hex
Felte
89%

Por Ernesto Olvera / @Ernestime

Noise In My Head: Voices From The Ugly Australian Underground es un libro publicado este mismo año por Jimi Kritzler, en el cual el músico disecciona de forma interna lo que está ocurriendo con la escena musical en su natal Australia, aunque naturalmente esto es explorado desde las profundidades del sector independiente del país. Uno de los patrones interesantes que existen a lo largo del documento, es lo mucho que ha influido el legado de Rowland S. Howard en aquella región, lo cual abarca desde el estilo de composición, la forma en la que se toca un acorde y hasta la manera en la que una banda se monta sobre el escenario. HTRK, Total Control, Circle Pit y New War son algunas de las bandas de las que Jimi Kirtzler habla a lo largo del libro, el cual al mismo tiempo nos introduce de lleno al pensamiento que lo fue orillando a darle vida a White Hex con su compañera Tara Green.

En Noise In My Head uno va siendo testigo de la comunión que se ha ido cosechando en Australia en los últimos años, la cual Jimi Kritzler ha visto crecer desde que comenzó a poner en práctica sus habilidades como músico en la banda de post-punk Slug Guts. El encanto de ese proyecto estaba basado en la chillante esencia que brotaba de las guitarras, misma que no solamente servía como un punto de apoyo para las violentas vocales, sino que al mismo tiempo esas tonalidades evocaban de forma brillante el estilo que inmortalizó el mismo Rowland S. Howard y The Birthday Party. El año pasado esa banda llegó a su fin y con ello, Kritzler le dedicó todo su tiempo a la creación de su libro y a la planificación de la nueva aventura de la que está formando parte con el nombre de White Hex. En ella, la escuela y el estilo que se le escuchaba en Slug Guts a la hora de tocar su guitarra se convirtió en un sello distintivo de él, en lugar de quedarse en un simple patrón del que niega a despegarse.

La elegancia que va dejando a su paso con cada acorde embona a la perfección con las seductoras vocales de Tara Green, cosa que hace que la tropicalia natural de un proyecto australiano como este también proyecte un singular misticismo que vaya flotando de la mano con el impulso goth que se quedó atrapado en sus corazones al lanzar su impresionante debut titulado Heat con el sello italiano AVANT! Records. Con una tarola, platillos, una máquina de percusión, bajo, guitarra y voz, el dúo logró crear una maravillosa pintura compuesta por colores grises que fueron definidos como ‘tropical goth’. En su segunda producción, White Hex tomó un lienzo en blanco para ir pintando poco a poco un paisaje de colores negros, en lugar de mostrarnos un cuadro que ya se encontraba colgado en la pared de una iglesia abandonada en Melbourne.

Las diferencias que existen entre Heat y Gold Nights son muy evidentes. Desde la manera en la que se van desarrollando las canciones, la textura y la aparición de elementos electrónicos que en su debut estaban ausentes, son cosas que en un inicio provocaron un sentimiento de confusión en todos aquellos que se quedaron enganchados con White Hex al escuchar la apabullante desolación de «Holiday» y la retadora tristeza que se manifestaba en «Waves» y «Stranger Love». Ahora, esas vibraciones aumentaron su volumen con pequeños linajes de sintetizador que, de forma directa, logran adherirse a la guitarra como brillantina para dejar expuesto el lado más refinado del dúo. Eso es algo muy importante que hay que resaltar de Gold Nights, ya que el porte elegante que nos muestran en la portada del mismo, representa a la perfección el contenido del álbum, el cual sólo muestra una cierta desventaja al ver que sólo está compuesto por 8 canciones.

Estas 8 canciones puede que solamente nos dejen con ganas de escuchar más de White Hex, ya que ninguna de ellas cae en un abismo lleno de errores del que no puedan ser rescatadas. Gold Nights tiene la virtud de brillar por sí mismo y de emitir una enorme cantidad de sentimientos a lo largo de caminos muy diferentes, ya que en este recorrido existen dos partes: Una de ellas está compuesta por la oscura fascinación de las armonías provocadas por Tara Green, linajes de synths y los elegantes acordes de Kritzler, mientras que la parte agonizante le da un giro de 360 grados a lo que nos habían presentado desde su concepción, ya que en tracks como «United Colours of XL» y «Burberry Congo» juegan un poco más con el impulso electrónico del italo disco clásico, el espíritu de Arthur Russell y la versatilidad de proyectos como Whitehouse.

Lo realmente impresionante de este experimento, es que al final del día esos cambios de estilo que existen en Gold Nights funcionan a la perfección con el contenido de Heat. Ambos discos lucen diferentes a simple vista, pero siguen estando unidos por una devastadora pasión, un oscuro romance y la honestidad con la que estos dos están transmitiendo un intrigante mensaje que por alguna muy extraña razón sigue pasando desapercibido, aún cuando existen composiciones pop como «Paradise», en donde su estética goth y lo dañado de sus corazones entabla una conversación de desamor, en la cual van construyendo su propio paraíso, con sus propias demandas y sus propias fantasías.

Cuando un álbum está lleno de detalles hermosos, puede que resulte un tanto complicado  encontrar un defecto; sin embargo, los defectos de White Hex al mismo tiempo parecen beneficiarles, ya que justo cuando parece que entraremos en una terrible monotonía, la dupla se las ingenia para alejarse de ahí y entregar algo sumamente refrescante como su excelente «Gold» y «Sisters«; canción que va siendo segmentada por partes lideradas por cada elemento que compone el álbum. La guitarra nos recibe, Tara Green nos sostiene de los hombros y en un abrir y cerrar de ojos, las máquinas de percusión son como inyecciones que nos hacen descender por escalas del paraíso que nos mostraron desde el cabalgante intro de «Only a Game».

White Hex está haciendo algo realmente especial, lamentablemente no se está apreciando del todo, pero el dúo encontró de forma inesperada la fórmula perfecta para fundir en un sólo elemento la elegancia goth, el post-punk, el synth-pop, italo y el destellante dub de «Into The Night». Todos esos elementos pueden caminar de la mano sin complicaciones y esa es una de las cosas que se está explotando de maravilla en Australia, por lo cual tiene sentido que Jimi Kritzler haya querido documentar lo que está sucediendo a su alrededor, para que de esta manera la gente gire la cabeza y vea lo que ocurre en aquella región, ya que en ocasiones parece que Melbourne es una de las regiones más subestimadas del mundo.

Al incursionar al sello discográfico Felte, estos australianos exponen un lado más sofisticado con el que demuestran que son capaces de crear piezas completamente hermosas como «Battleground», en donde la pasión que existe en su relación es capaz de adoptarnos para sumergirnos en un confort emocional que nos hace pedir más y más. White Hex no es un simple proyecto, White Hex es un camaleónico sentimiento que nos incita a crear nuestros propios escenarios en los que estas canciones cobren un significado único y especial; uno con el que también podamos concebir nuestras propias fantasías llenas de gloria.

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