Fotos Dayan Álvarez / Rodrigo Puente
La comunidad del metal siempre tendrá el mejor fan base de la vida. No importa bajo qué condiciones se lleve a cabo un concierto o si para ver a una de sus bandas favoritas se tienen que transportar hasta las afueras del ciudad, al final las quejas en su corazón serán lo de menos ya que siempre van mentalizados con el único fin de pasarla bien… a diferencia de muchos otros donde las quejas son su principal motor.
Incluso, si bien la llegada del Knotfest a nuestro país ya era estúpidamente emocionante porque además sería la primera visita de Slipknot a México, cabe mencionar que las dos ediciones han contado con una alineación bastante sólida que, desde el acto abridor hasta el que se encarga de cerrar, han dejado con un sabor de boca bastante agradable a todos aquellos que se lanzaron al Foro Pegaso.
En su segunda edición fuimos testigos de una de las comuniones más emocionantes que se han suscitado en años recientes, ya que desde muy temprano el venue comenzó a verse bastante lleno para ver las actuaciones de bandas como Devildriver en el Iowa Stage, la cual en ningún momento se tentó el corazón y simplemente nos recetaron una serie de riffs que chocaban directamente en nuestro cuerpo, esto como parte del proceso promocional de su Trust No One.
Por otro lado, Disturbed hicieron acto de presencia en el escenario principal para hacer énfasis en que la corriente del Nü Metal no fue algo pasajero y que en lugar de extinguirse por completo, solo pasó por una mutación bastante interesante donde la fuerza de los clásicos del The Sickness como «Stupify» y «Down With The Sickness» embonaban a la perfección con los tonos relajados de su cover a «The Sound Of Silence» de Simon & Garfunkel.
El ambiente del Knotfest es uno donde cada una de las personas que se da cita en el lugar se encarga de ponerle un toque aún más especial con su espíritu de hermandad. Quizá eso suena demasiado cursi para ser un festival de metal, pero la realidad es que en él las personas mostraron una actitud impecable que además se veía reflejada en los rostros de cada una de las bandas que sonaron durante el primer día del festival.
Desde personajes que aparecían en las instalaciones del Knotfest, hasta niños que iban disfrazados en compañía de sus papás para nutrir por completo los ideales circenses bajo el que fue concebido el festival en su tierra natal.
Conforme iba cayendo la tarde, llegó el momento de ver uno de los actos más esperados del festival: Marilyn Manson. Sí, sabemos que la edad ya le pegó y que no tiene la misma destreza que antes, pero debemos de reconocer que el tipo todavía tiene la mejor actitud y por ende escuchar «Coma White» en su set fue bastante especial, ya que con ello nos remontó a los años de gloria de su carrera con el Antichrist Superstar.
Y… aunque cuando se resbaló cuando bajó del escenario para interactuar un poco más con el público, eso no pareció intimidarlo de algún modo (a estas alturas una caída no es nada para él), ya que de inmediato de levantó para seguir dándonos un recorrido a través de cada uno de sus discos, cosa por la que no podían faltar clásicos como «Sweet Dreams» y «Beautiful People», sin mencionar que antes de interpretar «mOBSCENE» se aventó un mini cover a «Moonage Daydream» de David Bowie.
Una de las cosas que siempre nos tiene con el jebus en la boca es la lluvia, pero afortunadamente las nubes siempre estuvieron de nuestro lado y por ende la intensidad no disminuyó en ningún momento, ya que a la hora de recorrer cada uno de los escenarios nos podíamos encontrar con distintos personajes que inevitablemente nos hacían pensar en lo chingón que es el festival, con todo y los problemas de sonido que llegaban a presentarse.
Pero la noche cayó rápidamente y con ello el infierno se desató de la mano de una de las bandas más influyentes y legendarias del ámbito del metal en general. Obviamente estamos hablando de Slayer, quienes desde «Replentless» y «Disciple» elevaron la circulación de nuestra sangre a base de volcánicos riffs con los que de ley teníamos que aplicar el headbanging.
Ese fue tan solo el inicio de un set que prometía para ser uno de los mejores de todo el festival y no es para menos, se trata de Slayer y ellos en ningún momento decepcionan. Eso lo pudimos comprobar cuando comenzaron a sonar los primeros acordes de su himno «Raining Blood», el cual solo se encargó de reafirmar la importancia que tiene la banda no solo en la música, sino en la humanidad.
Tal vez a muchos no les convencía tanto la idea de ver a Avenged Sevenfold encabezando una noche del Knotfest, pero si le echamos un vistazo a su discografía y a todo lo que se ha presentado en sus vidas desde que se juntaron a finales de los 90, no podemos negar que la relevancia de su trabajo debe de ser reconocida de la mejor manera en un escenario como éste.
«Afterlife», «Buried Alive», «Beast and The Harlot» y «Bat Country» fueron algunos de los tracks que sonaron en el corazón de su presentación. Pero eso no fue lo más emocionante de la noche, sino que al momento de regresar del encore tocaron por primera vez «The Stage», para después mandarnos a descansar con «A Little Piece Of Heaven».
La primera jornada del Knotfest cumplió con todas las expectativas que se fueron generando desde que aparecieron los primeros nombres de esta edición, misma que seguramente estará provocando que el próximo año tengamos una más.