Por Francesca Beltran
Casi veinte años después, Belle and Sebastian sigue dando de qué hablar. Con el lanzamiento de su noveno álbum de estudio, Girls In Peacetime Want To Dance (2015), el sexteto Escocés, reconocido por sus nostálgicas melodías, nos anuncia que hoy emprende un nuevo camino hacia una dirección más pop.
El gran reto para cualquier banda veterana siempre ha sido complacer a antiguos admiradores y al mismo tiempo atraer nuevos seguidores, pero Belle and Sebastian parece tenerlo todo bajo control; la impecable colección de canciones en su último ofrecimiento (el primero en cinco años), demuestra un esfuerzo genuino del grupo por mantenerse fiel a su identidad, sin sacrificar su espíritu de experimentación. Desde el primer sencillo, “Nobody’s Empire,” que habla de la lucha del vocalista Stuart Murdoch contra el síndrome de fatiga crónica, hacen una directa alusión a las raíces de la banda y a la esencia que los define; después de todo, fue el padecimiento de esta enfermedad lo que acercó a Murdoch al mundo de la música y de donde provienen los universos narrativos que han caracterizado su sonido desde el lanzamiento de Tigermilk en 1996.
Belle and Sebastian tiene un don para ser melancólico, alegre, sombrío e inspirador al mismo tiempo y su último álbum no es la excepción. Sin conformarse con escribir un álbum sencillamente pop, el grupo se vale de ironías para comunicarse con el oyente y utiliza sus composiciones más animadas para hablar de temas serios, como bombas en el Medio Oriente y la poesía de Sylvia Plath.
En los camerinos del Radio City Music Hall en Nueva York, a escasas horas de uno de sus más ambiciosos shows, Stevie Jackson, guitarrista y miembro fundador de la banda nos platicó de manera cálida y honesta acerca de la universalidad de la música de Belle and Sebastian, la política detrás de sus canciones, la camaradería que los seis multi-instrumentalistas hoy comparten, y los planes que tienen de llevar sus composiciones a un nivel más animado y visual.
FILTER México: Nueve álbumes y casi veinte años después, ¿cuál es el mayor reto para Belle and Sebastian hoy?
Stevie Jackson: El reto en este momento es trabajar en el show en vivo y tratar de desarrollarlo. Hemos incorporado elementos de baile, proyecciones y videos, así que hemos estado trabajando en eso. Creo que nuestro siguiente reto es hacer algo un poco diferente; estamos hablando acerca de hacer una pieza de baile, un tipo de presentación teatral con nuestra música, pero apenas estamos en la etapa de discusión. En los próximos meses básicamente sólo vamos a estar de gira. En general, el reto siempre es hacer cosas nuevas y diferentes porque después de veinte años las cosas pueden volverse estáticas muy rápido.
F: ¿Entonces la dinámica del show ha cambiado ahora que la música es más disco?
SJ: Sí, pero la música es primero y después vienen los visuales. Belle and Sebastian para mi es un organismo en constante evolución, que sigue creciendo y manteniéndose en contexto con sí mismo. Los shows en vivo combinan un poco de todo lo que hemos hecho; seguimos tocando las canciones viejas entonces siempre es una mezcla. Supongo que como banda, cuando comenzamos éramos un poco callados, tocábamos callados, y todos éramos muy callados; la naturaleza de la música era más enfocada en atraer a la gente, no en golpearlos en la cabeza, ya sabes? Pero creo que conforme fuimos creciendo, aprendimos a proyectarnos y a prendimos a tocar en lugares más grandes, y eso se relaciona con la música también, porque cuando aprendes a proyectar, la música puede ser más visceral y física. Hace diez años hicimos un álbum llamado, The Life Pursuit y creo que ése fue un momento de cambio; todo el sonido se volvió un poco más fuerte.
F: Su música transmite mucha empatía, ¿a quién le están hablando con sus canciones?
SJ: Realmente nunca pienso en eso. Stuart [Murdoch] tiene una enfermedad, síndrome de fatiga crónica, que le arrebató una gran parte de su juventud porque no podía hacer nada, con el tiempo me di cuenta de que muchas de nuestras primeras canciones son acerca de éstos deseos juveniles. Y quien no se relaciona con eso? Era para todo el mundo. Si lo piensas, es un tema universal. Durante mucho tiempo había un cliché acerca de cómo era el fan de Belle and Sebatian: suéteres tejidos. Es un poco como el cliché de quiénes son los fans de The Smiths. He oído a Johnny Marr hablar acerca de eso y decir, “estilistas, mecánicos, a todo tipo de gente le gusta The Smiths.” No me quiero comparar con Johnny Marr ni con The Smiths, pero creo que es verdad para nosotros también; atraemos a todo tipo de gente. Y como llevamos tanto tiempo en esto parece ser que nos esta pasando lo mismo que a los Rolling Stones, en cuanto a que mantenemos a nuestros antiguos fans pero también seguimos acumulando seguidores más jóvenes.
F: ¿Están preocupados por atraer a ésta generación más joven o sólo están dejando que las cosas pasen de manera natural?
SJ: Sólo sucede. Somos ambiciosos y queremos alcanzar a la mayor cantidad de gente posible, pero las cosas han cambiado; tal vez hace diez años aún competíamos de manera más pop pero ya estoy en mis cuarentas, ya no puedo ni pensar en eso. De alguna manera te conviertes más en un artista veterano o algo por el estilo, pero eso no significa que descansas en tus laureles y sigues haciendo lo mismo una y otra vez. Creces y tratas de hacer cosas nuevas, pero en términos de alcanzar a una audiencia, no se honestamente cuál es ésa audiencia.
F: El nuevo álbum hace una clara referencia a ciertos temas políticos, ¿es justo decir que las opiniones políticas de la banda están reflejadas en las canciones?
SJ: Creo que todo lo que hemos hecho ha sido político de alguna manera, pero la mayoría de las canciones hablan de empatía y de tratar de ayudar; no hay muchas canciones que sean para quejarse. Hay algunas [risas], de hecho acabo de pensar en un par. Las canciones del nuevo álbum, particularmente “Allie” es una reflexión acerca de cosas que están sucediendo. No diría que es un discurso político; más bien el personaje en la canción es alguien que ha sido politizado de manera negativa. Es una canción muy interesante, también “The Cat With The Cream” es muy específica.
F: Cuando escuche “Allie” al principio creí que era una canción alegre, pero cuando le puse atención a la letra me di cuenta que es bastante irónica y densa. Me pareció que estaban tratando de criticar una cierta actitud.
SJ: Yo soy parte de la banda, pero para ser honestos mi interpretación no es más valida que la tuya. Una canción te puede pegar de muchas maneras e incluso hay noches en las que me relaciono con la canción de manera más personal cuando dice, “The tricks in your head are a lie.” Para mi ésa frase es muy importante porque es impresionante cómo muy seguido nos mentimos a nosotros mismos, y no vemos las cosas claras por paranoia, envidia, avaricia, tristeza o lo que sea que este nublando nuestra visión. Los trucos en tu cabeza son una mentira.
F: Volviendo a las ironías, “Enter Sylvia Plath” es la canción más disco y hace referencia a una poeta que se suicidó. Es como si se negaran a escribir una canción pop alegre.
SJ: No creo que la canción “Enter Sylvia Plath” sea precisamente acerca de Sylvia Plath; es más acerca de alguien que aspira a su poesía. Ya sabes, cuando eres joven hay ciertos artistas con los que sientes cierta afinidad y Sylvia Plath es definitivamente uno de ellos, cómo Nick Cave o Bob Dylan. A eso se refiere la canción. No pensamos, “hay que hacer una canción disco con un mensaje sombrío.” Es lo que sale. Queríamos hacer un disco más animado; cuando comenzamos nuestras influencias eran más tipo The Velvet Underground, The Left Banke y The Lovin’ Spoonful pero con el tiempo llegaron nuevas influencias como Talking Heads o incluso ésa canción es más tipo Pet Shop Boys.
F: Con seis talentosos multi-instrumentalistas en la banda, ¿las cosas no se vuelven competitivas?
SJ: No! Nos apoyamos mucho, nunca discutimos acerca de quién va a tocar qué instrumento. Con “I’m A Cuckoo” por ejemplo, yo elegí tocar el bajo porque las partes de guitarra no son lo mío.
Han dicho en el pasado que la banda al principio se sentía más como una congregación de gente que como un equipo, ¿eso ha cambiado?
SJ: Si! Eso ha sido genial. Tomó mucho tiempo; los primeros años fueron un poco difíciles, todos teníamos edades diferentes y era en una etapa donde la diferencia de edad significaba mucho. La diferencia entre 26 y 19 es muy grande. Estábamos en nuestros veintes cuando comenzamos, creo que los más jóvenes tenían 19 o 20 y lidiar con niños era una pesadilla [seríe]. Llegamos a una etapa en la que estamos muy cómodos juntos y nos la pasamos muy bien. Pasamos la mayor parte del tiempo riendo y disfrutamos mucho de nuestra compañía.
F: ¿Cuál ha sido el momento más especial de tu carrera?
SJ: Tocar los shows grandes e icónicos siempre es muy divertido; cuando tocamos en el Hollywood Bowl eran 18,000 personas y una orquesta. Pensé, “A dónde demonios vamos después de aquí?” Ése fue un momento muy especial, pero también hay otros pequeños momentos, ya sabes? Cómo terminar nuestro primer disco, y sostenerlo entre las manos. No puedes siquiera creer que existe.