Fotos Rodrigo Puente
Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche
Ok, esto no será sencillo pero vamos a tratar de explicarlo: ¿Ubican esa sensación donde llegan a un punto donde la tristeza, la felicidad, las ganas de llorar (sin razón alguna) y el amor que habita en su interior terminan chocando entre sí? ¿Cómo cuando el Sr Burns va a una revisión y se da cuenta que todas las enfermedades que tiene no le hacen ningún daño por querer atacarlo al mismo tiempo? Bueno, pues algo así es lo que provoca ver a The National en vivo; es muy complicado enfocarse en una sola emoción cuando son capaces de desatar un mar de sentimientos que al final de la noche se quedan atorados en la garganta.
Después de aventarnos un concierto de dos horas en este estado mental: ¿Qué es lo que sigue? ¿Cómo es que uno logra regresar al estado en el que estábamos inicialmente? Quizá esas preguntas no tienen una respuesta concreta, ya que con las delicadas narrativas que proyecta Matt Berninger son capaces de tocar nuestro lado más íntimo, privado y oculto; ese que solo podemos contemplar cuando nos encontramos a solas en una habitación, dando scroll y armando tuits #supersad que aumentan el reach de nuestras redes personales.
Ver a The National es como subirse a una montaña rusa de emociones donde pasas por distintas etapas de tu vida. Muchas veces esas etapas son algunas que ni siquiera has vivido aún, pero que anhelas experimentar en alguna ocasión con la persona que amas. Podrá sonar muy trillado, cursi o hasta exagerado, pero al final la vulnerabilidad que tenemos queda completamente expuesta cuando comienzan a sonar canciones como «Guilty Party», «Don’t Swallow The Cap» y «Bloodbuzz Ohio».
Su setlist estuvo muy bien armado, además, ya que en la parte inicial se enfocaron directamente en Sleep Well Beast con «The System Only Dreams In Total Darkness», para después coquetearle al High Violet, Trouble Will Find Me y una que otra del Boxer y Alligator.
Si bien no se enfocaron tanto en viajar al pasado, las canciones que fueron desempolvando fueron suficientes para provocar una fuerte presión en el pecho. Una donde, si ibas acompañado, querías presionar los brazos de la persona para encontrar una conexión emocional con la que pudieran encontrar una atípica intimidad en un lugar público.
La problemática de los venues en México es que no todos suenan bien, pero el audio del Pepsi Center WTC no quedó a desear y eso contribuyó a que pudiéramos tener una conversación directa con la banda. Una donde ellos tocaban, contemplaban el escenario y nosotros aplaudimos, cantábamos o intentábamos bailar canciones que ellos mismos saben que no se pueden bailar.
«¿Les gusta bailar? Nuestras canciones no se bailan, pero esta que sigue la pueden bailar» – Eso decía Matt antes de presentar su hermosa «Dark Side of the Gym», para luego seguirse con un momento sumamente nostálgico de la mano de «Sorrow» y un bloque donde no dudó ni un solo segundo en hacer mención de lo idiot que es Donald Trump con «Turtleneck».
The National siempre ha sido muy claro con su discurso político. Desde que participaron en la campaña de Obama hasta aquellas manifestaciones en contra del mismo Trump, así que era de esperarse que en algún momento de su set se dieran la oportunidad de expresar su inconformidad al liberar un poco de ira con el corte más intenso de Sleep Well Beast.
¿Qué más hubo? ¡Mucho amor! Antes de eso nos deleitaron con «Conversation 16» y ya antes de llegar al encore, el romance se apoderó del corazón de cada uno de sus integrantes para tocar #temazo tras #temazo: «»Slow Show», «England», «Carin At The Liquor Store», «Fake Empire» y una de las más grandes sorpresas de la noche y la que en definitiva estuvo a punto de hacernos llorar porque pues… solo se vive una vez: «About Today».
A petición de varias personas que conocieron antes del show, la banda decidió tocar esta chuladísima del EP, Cherry Tree, con lo que obviamente nos empezó a caer el veinte: esto no era un sueño, no era un capricho imaginario que deseamos desde que vinieron al Vive Latino y como teloneros de Foo Fighters. No, esto era algo necesario, algo que merecíamos vivir de una buena vez por todas.
¡Y con justa razón! El encore solo vino a reafirmar eso con «un cover a «The KKK Took My Baby Away» de los Ramones, «Mr. November», «Terrible Love» y… prepárense para sentir un escalofrío al recordar el climax; el cierre de cierres; uno que nos hizo darnos cuenta que la banda no era la única que se estaba entregando en el venue, también la gente.
Escuchar «Vanderlyle Crybaby Geeks» al unísono de cada uno de los asistentes fue algo simplemente hermoso. Fue una de las experiencias más impresionantes, conmovedoras y emocionales que se han vivido en años recientes; eso se los podemos firmar. La banda estaba al centro del escenario, Matt lo recorría y nos iba guiando con ‘All the very best of us, string ourselves up for love’… fue el cierre perfecto de un concierto perfecto, no hay más…
En serio, después de ver a The National, ¿qué sigue? Solamente vinieron a reclamar lo que siempre ha sido suyo: nuestro corasound.