Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche
Fotos OCESA/Lulú Urdapilleta
David Byrne no bromeaba cuando anunció que estaba trabajando en un proyecto audiovisual igual de ambicioso que el Stop Making Sense de Talking Heads. De acuerdo con él, la gira de American Utopia estaba diseñada para brindarnos una experiencia completamente diferente a la de un concierto convencional en donde la banda está sobre el escenario, toca, interactúa y se va.
Pero el pensamiento de Byrne siempre ha sido el mismo y constantemente está buscando la manera de diversificar su universo para complementarlo con otras de las pasiones que tiene, además de la música, como el caso de la danza y el teatro. Si, eso está de más mencionarlo cuando hemos visto vídeos de lo que hizo con Talking Heads y de las colaboraciones contemporáneas que ha realizado con artistas como St. Vincent, Oneohtrix Point Never y Fatboy Slim, pero después de ver el impresionante show que dio en el Teatro Metropólitan no nos queda de otra más que viajar en el tiempo para alabar su maestría artística.
Porque eso es lo que pasa con él; no solamente es un músico, interprete y compositor; es un artista; un amo del escenario que disfruta cada momento, cada paso que da y cada interacción visual y corporal que tiene con los músicos que lo acompañan. Eso se veía reflejado a la perfección tanto en su sonrisa como en el color de sus ojos al terminar cada canción.
Es evidente que la oferta de conciertos en México ha aumentado de forma abrumadora desde la última visita de David Byrne, pero muy pocos de ellos han tenido la capacidad de provocar una serie de sensaciones que van desde el impresionismo hasta el deseo de subir al escenario y formar parte de la obra en escena. Su show es inspirador, emociona, cautiva y te mantiene expectante durante toda la presentación porque, con una mente como la de Byrne, debemos estar preparados para lo inesperado (aunque suene a cliché).
¡Vaya! Con «Here» lo vimos sentado al centro del escenario sosteniendo un cerebro que poco a poco fue presentando a los impresionantes músicos que lo acompañan en éste viaje para dar pie a «Lazy». A partir de aquí, las cosas fueron adquiriendo una forma gigantesca con la cortina que los respaldaba y en la que se reflejaban las luces como si se tratara de una ilusión óptica en la que Byrne y sus músicos/bailarines estaban mentalizados para brindarnos una noche incomparable.
Porque lo fue; fue una noche como pocas y la respuesta de la gente fue la más adecuada al momento de escuchar temas de American Utopia como «Everybody’s Coming To My House» y «Doing The Right Thing», hasta una de sus grabaciones más elegantes de su disco con St. Vincent, «I Should Watch TV», en donde fuimos testigos de una digna representación de cómo Byrne se dejaba succionar por la pantalla de una televisión única y exclusivamente con sus movimientos corporales y los tonos azulados que iluminaron un costado del escenario.
Además de escuchar canciones de su trabajo como solista, los clásicos de Talking Heads no pudieron faltar y los primeros en sonar fueron ni más ni menos que «I Zimbra» y «Slippery People», con los que era muy fácil mentalizarse para tener una experiencia única en su haber. Era un montaje casi interactivo donde nuestra única labor era contemplar las dimensiones con las que estaba construido el escenario. Si, era bastante simple, pero el toque minimalista que lo nutría hacía que los trajes de cada una de las personas que estaban en él tuvieran una iluminación muy especial y con ello el dramatismo teatral en canciones como «One In a Lifetime», «This Must Be The Place (Naive Melody)» y «Born Under Punches (The Heat Goes On)» llegaban directo al corazón.
En el concierto también hubo algunos covers como «Toe Jam» de Brighton Port Authority» y el glorioso cierre con una imperial versión a «Hell You Talmbout» de Janelle Monáe. Antes de llegar a su momento final, el concierto pasó por dos encore: El primero de ellos agonizó de forma impecable con «Blind» y «Burning Down The House»; mientras que al regresar pudimos seguir celebrando su obra con «Dancing Together» y «The Great Curve».
Verán, podemos decir mil cosas sobre el concierto de David Byrne, pero ninguna de ellas será suficiente para hacerle justicia a lo que vimos en el Teatro Metropólitan. El concierto fue un retrato perfecto de la pasión artística que habita en su ser y el deseo que sigue teniendo por evolucionar, aprender y brindar un espectáculo inspirador.
¿Y saben qué? Lo logró sin ningún problema, lo que vimos fue un divino montaje teatral.
Setlist
Here
Lazy
I Zimbra
Slippery People
I Should Watch TV
Dog’s Mind
Everybody’s Coming to My House
This Must Be the Place (Naive Melody)
Once in a Lifetime
Doing the Right Thing
Toe Jam
Born Under Punches (The Heat Goes On)
I Dance Like This
Bullet
Every Day Is a Miracle
Like Humans Do
Blind
Burning Down the House
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Dancing Together
The Great Curve
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Hell You Talmbout