Por Ernesto Olvera / @MyBlogCliche
MUTEK MX es un festival que a lo largo de sus 16 años ha logrado distinguirse de los demás por su espíritu combativo y la perseverancia que han tenido al momento de reponerse de momentos difíciles, tal y como lo demostraron luego del sismo del 19 de septiembre de 2017, donde tuvieron que tomar acciones inmediatas para mover fechas y reagendar los compromisos con los artistas de aquella edición.
Esa cátedra que dieron a nivel de organización es algo que podrá parecer fácil, pero la realidad es que ese momento marcó un antes y un después en la historia de MUTEK MX, pues les dejó una serie de aprendizajes que se vieron reflejados en la solidez de sus quince años.
En esta ocasión y manteniéndose fieles a sus raíces, los Nocturnos en la Fábrica MUTEK nos brindaron experiencias audiovisuales que difícilmente podemos encontrar de forma casual en la Ciudad de México (o cerca, pues fue en Tlalnepantla), ya que además de los sonidos bailables que se apoderaron de la Sala A con John Talabot y el maratón de Circle Of Live, a lo largo del lugar podíamos encontrar instalaciones que ponían a prueba nuestros limites tanto musicales como de análisis y concentración.
Desde que ambas noches se mudaron a la Fábrica ha sido muy obvia la división de estilos que existe en cada una de las salas, lo que definitivamente le está dando una mayor personalidad a sus patrones de curaduria y que de cierta manera ha hecho que el festival siga creciendo para convertirse en uno de los más grandes exponentes dentro de la experimentación a nivel mundial.
Por ejemplo, en la Sala B siempre nos encontramos con proyectos que se refugian en el lado más sutil y elegante de la electrónica en su forma experimental, pues esta vez tuvimos una oportunidad de oro para ver a la italiana Caterina Barbieri con un show A/V que sin duda quedará archivado en la historia como uno de los momentos más cautivantes del festival, ya que de la mano de sus pulsaciones análogas hizo que nos sumergiéramos en un oasis de ensueño.
Los mantras de Aïsha Devi fueron fundamentales en el desarrollo de la primera noche en la Fábrica y, ¿la verdad? era de esperarse considerando que en el pasado ya se había presentado en el festival con un montaje audiovisual que dejaba en evidencia la intensidad con la que se va desarrollando la narrativa de sus presentaciones.
Ese es uno de los aspectos que hace imperdible cada actuación de MUTEK MX, pues los artistas no solamente se encargan de presentar canciones que nos hacen bailar de forma convencional al escucharlos en streaming, sino que sus actuaciones exponen distintas narrativas donde incluso nos hacen parte de la experiencia.
Este fue el caso de Ryoichi Kurokawa, quien además de proyectar imágenes simplemente brillantes que iban de la mano con los glitch que se desprendían de su equipo, se encargó de hacer un espectáculo de luces donde la audiencia terminó siendo intervenida en tiempo real.
A diferencia de otros años, los Nocturnos siguieron un patrón bastante intenso donde nos invitaban a sumergirnos en experiencias donde el pensamiento humano pudiera encontrar esos aspectos que en ocasiones pasan desapercibidos, en lugar de escuchar sets intensos donde el baile era el común denominador. No por algo presentaron Condensor de Brian Eno como una de las instalaciones principales junto con Melting Memories de Refik Anadol.
Incluso, en la Sala C que en años anteriores nos derritió la cara con Prurient y Damien Dubrovnik, fue trasladada a un espacio más amplio de la Fábrica. ¿La razón? Pues además de servir como el escenario donde escuchamos a Maria W Horn, Concepción Huerta y King Midas Sound, también fue el espacio donde estaba montada Aether, la pieza colaborativa de Max Cooper y Architecture Social Club, que además de tener un espectáculo entre distintas presentaciones, al final de la noche se reproducía como un performance de luz en vivo.
Si no han tenido la oportunidad de vivir la experiencia de MUTEK MX, definitivamente tienen que hacerlo el próximo año, pues es un espacio vital en nuestro país que en 16 años ha logrado mantenerse de pie al serle fiel a las metas que se propusieron desde su nacimiento.
El festival es una muy hermosa alternativa a la monotonía que constantemente se manifiesta ante nosotros y eso ha hecho que sea fundamental para conocer, aprender y salir de la zona de confort de la mano de sonidos y experiencias que llegan a nuestro país como sueños imposibles hechos realidad.