Fotos: Óscar Villanueva
La comunidad metalera es una de las más grandes y leales que existen en México, y tristemente también es una de las que ha sido más golpeada en términos de espacios, iniciativas y festivales masivos a lo largo de la república.
Lo hemos visto con proyectos que no tienen seguimiento como Domination que, después de cancelarse su segunda edición por el COVID-19, fue el único festival de OCESA que no se reactivó y, hasta el momento, parece que no tienen interés en hacerlo.
Por otro lado, los innombrables del Hell & Heaven Open Air no solo fueron injustos con su público, sino también con las bandas que han aparecido en sus alineaciones, sin dejar de lado el extinto Force Fest, Knotfest México y demás proyectos que después de tres ediciones no han tenido un seguimiento real.
Afortunadamente también han emergido otro tipo de iniciativas con un concepto mucho más compacto, accesible y especializado como el Candelabrum, que en años recientes nos ha dado la oportunidad de ver actos como Devil Master y Hulder, así como próximamente el MxMF Metal Fest con Dethklok y espacios como Off Limits.
En esta ocasión, hablaremos sobre el nacimiento del Nu Metal Revolution Fest por parte de ZepedaBros.
La primicia del Nu Metal Revolution Fest no fue la de incorporar actos realmente nuevos, pero si se encargó de darnos un viaje en el tiempo con las bandas apropiadas para representar un género que a finales de los 90 e inicios de los 00s estuvo llenando de satisfacciones a la Gen X.
Con una mezcla de bandas mexicanas como Resorte e internacionales como Mudvayne que, después de más de dos décadas de espera, finalmente visitaron la Ciudad de México en esta extensa gira de reunión, es cómo el festival logró instalarse de forma satisfactoria en las inmediaciones del Velódromo Olímpico.
El espacio no es tan complejo, pero si tiene las dimensiones apropiadas para recibir el debut de un festival como el Nu Metal Revolution Fest y, aunque no es la primera vez que ZepedaBros está detrás de un festival al aire libre, tomaron la mejor decisión para llevarse las cosas con calma en su primera entrega en un mes que, además, estuvo saturado de conciertos en toda la ciudad.
Un aspecto que llamó nuestra atención en cuanto a las bandas del cartel, y en general de la corriente del nu metal, es que se les ha complicado mucho mantener los rostros iniciales que llegamos a ver en los bloques alternativos de MTV o hasta en el Canal 28, omitiendo el deceso del vocalista de Drowning Pool en 2002 y el de Wayne Static en 2014.
Por ejemplo, cuando subió Ill Niño nos sorprendió no ver al frente a Cristian Machado y, probablemente, muchos de ustedes estaban realmente conscientes del cambio que tuvieron en su alineación. Sin embargo, es muy satisfactorio ver cómo una banda puede salir adelante sin vivir del espectro de los integrantes que estuvieron en los momentos vitales de su carrera.
Naturalmente la voz de Machado tiene un distintivo muy particular, pero su vocalista actual sabe cómo sacar adelante un show sin importar las complicaciones que lleguen a tener sobre el escenario, pues, es un hecho que la presentación de la banda tuvo más altibajos de los que pudimos haber imaginado.
Por otro lado, Kittie desde siempre se caracterizó por tener una considerable rotación de integrantes que, en la actualidad, mantiene el formato que presentaron desde que anunciaron su regreso a los escenarios y la concepción de un nuevo álbum llamado Fire.
Y en efecto, ver a la banda se siente como un poderoso fuego ardiente donde es imposible permanecer indiferente a la impecable ejecución, presencia y los juegos vocales que se apoderaron del Velódromo Olímpico.
Con la inclusión de la banda debemos hacer mención de la poca representación femenina que hubo en el cartel, aunque… en parte, es un reflejo de lo que sucedía en el 2000 dentro de un género dominado por hombres, ya que Kittie tuvo que luchar contra corriente para hacerse notar y sentir, lo que con el paso del tiempo las transformó en un acto de culto.
Probablemente para su segunda edición puedan tener una mayor apertura para incluir bandas integradas por mujeres, no necesariamente del 2000s, pero sí de esta era para tener un mejor equilibrio de propuestas que refuercen esta iniciativa que francamente tuvo una excelente organización.
Montar un festival en un espacio no tan amplio puede ser un reto si tienes pensado saturarlo por completo, pero si te mantienes realista de las condiciones en las que tendrá lugar, es muy probable que termines brindando una experiencia satisfactoria donde los asistentes no duden ni un solo segundo en volver el próximo año.
Lo hemos visto con otros espacios como NRMAL, Hipnosis o el We Missed Ourselves que, sin enfocarse al 100% en la comunidad del metal, supieron cómo adaptarse en un espacio pequeño y es allí donde el Nu Metal Revolution Fest logró adaptarse para hacernos sentir bienvenidos desde temprano.
Sin embargo, también es importante cuidar estos espacios, ya que la poca venta de boletos puede provocar que no tengan un periodo de vida tan prolongado. En parte podemos entender que muchas personas en la comunidad metalera no se sientan en confianza para invertir $2,000 en el boleto de un nuevo festival dadas las malas experiencias que han tenido en otros lugares, pero solo basta con poner atención en los detalles de organización para respirar en paz.
Hablando de paz: ¡P.O.D. también estuvo en el festival! Y no les vamos a mentir, no era nuestra banda favorita de aquel tiempo, pero vaya… la banda sabe cómo conectar con los asistentes para dar un show impecable con éxitos como “Boom”, “Youth Of The Nation” y “Alive”.
Además, desde que subieron al escenario se mostraron sumamente emocionados con máscaras de luchadores porque, sin falla alguna, una noche antes se dieron una vuelta por las Luchas.
Wayne Static es un ser extremadamente extrañado y cuando Static-X decidió continuar sin él, adoptando la imagen de un personaje robotizado inspirado en el look de Wayne, fue un poco… bizarro, incómodo y no se sentía realmente bien.
La banda lleva una década con Edsel Dope en las vocales y aunque debemos confesar que no estábamos realmente seguros sobre lo que íbamos a presenciar en esta modalidad, es un hecho que la banda ofreció el mejor set de toda la noche.
Incluso, escuchar los clásicos de Static-X reafirman que no tenían mucho que ver con la corriente del nu metal. Son canciones industriales, rasposas, poderosas y en vivo adquieren un volumen monumental donde la voz de Dope funciona como un merecido tributo a Wayne, quien en “Cold” fue proyectado en la pantalla del escenario como un homenaje por su 10° aniversario luctuoso.
Es importante mencionar que los horarios entre cada banda se respetaron al pie de la letra; el costo de los alimentos también fue accesible (al menos en términos de festivales y conciertos), lo que hizo que pudiéramos permanecer enteros para cuando Mudvayne subió al escenario con la excelente “Not Falling”.
Aunque la banda tiene planes de trabajar en música nueva, su setlist se enfocó en los clásicos y es algo que se agradece considerando que desde la gira del L.D. 50 no volvieron a programar un concierto en México.
Un musculoso e imponente Chad Gray, el virtuosismo de Ryan Martinie en el bajo, los tamborazos de Matthew McDonough y las guitaras de Greg Tribbett sonaron con mucha fuerza de principio a fin, presentando canciones como “Death Blooms” (brutal temazo), “Silenced”, “Fall Into Sleep” y “Determined”.
El Nu Metal Revolution Fest inició desde temprano, pero se pasó como agua entre las manos, teniendo el cierre perfecto con un bloque donde Mudvayne interpretó una de sus mejores canciones: “World So Cold”, seguida de “Happy?” y el himno “Dig”.
Verlos cerrando la primera edición del festival fue muy especial, rodeados de un ambiente de mucha camaradería con el que este tipo de espacios puede florecer de maravilla en el futuro. Por lo pronto, estaremos esperando pacientemente las sorpresas que revelarán en 2025.