Fotos: Óscar Villanueva
Todo parecía muy tranquilo afuera del Foro Indie Rocks; apenas gente caminando y entrando con calma desde la hora marcada. La música de fondo sonaba con un volumen bajo; parecía que iba a ser una noche discreta. Sin embargo, poco a poco la sala interior se fue llenado y para cuando comenzó Estrella del Sol lucia a poco más de la mitad. El proyecto solista de Estrella de Mint Field sonó con una dulzura tenue que arropó al público.
Para cuando J Mascis salió la sala lucia repleta y con mucha expectación. Desde el primer momento la sobriedad dominó el concierto. El oriundo de Amherst, Massachusetts, se paró en el centro del escenario acompañado solo de su guitarra acústica y sus máquinas de loop y secuencias. Como es habitual en él interactuó poco con el público y comentó algunas canciones como para sí mismo. El sonido al comienzo tuvo algunos problemas de saturación que regresaron esporádicamente.




Aunque es tan bien conocido, no deja de sorprender que la gran parte del set estuvo dedicado a canciones de Dinosaur Jr. y no a los discos solistas de Mascis. Apenas cuatro, dos de las cuales fueron de su último trabajo What Do We Do Now. Al no tener banda de acompañamiento las canciones suenan con una crudeza singular marcada por un lo-fi que se amplificó por el espacio. Abrió con “Thumb” y dio paso a una versión de “Breathe” de The cure que desde que se publicó hace unas semanas fue una curiosidad por su elección y por su ímpetu. Otra de las versiones que destacó fue “Motion Sickness” de Phoebe Bridgers; cover que sonó encantadora y precisa. Y qué decir del par final con la ya clásica, pero inesperada, “Just Like Heaven” y “Fade into you” que transitaron entre el humor de los gritos y la nostalgia irónica.
Ver a Mascis en solitario es una experiencia seca y directa. Es un diálogo encarnado a la simpleza y a desnudar las canciones para verlas desde otro sitio. Los solos y las repeticiones suenan como tejidos ásperos que le dan matices distintos a las canciones y los llevan a un sótano húmedo. Mascis entregó un concierto franco que por momentos hacía pensar en una sesión árida de grabación o en un encuentro casero con él y su desparpajo rudo. De cualquier forma cada una de las canciones supo acomodarse en los oídos de los asistentes.



