Fotos: Óscar Villanueva
Por: Felipe Corrales
Chrissie Hynde no necesita presentación. Basta verla aparecer en el escenario para que el legado de The Pretenders se haga presente de inmediato. La banda ofreció un show que se sintió como una carta de amor al pasado, pero con la fuerza de quien aún mira de frente hacia el futuro.
La noche arrancó con fuerza con “Hate for Sale”, seguida de “Turf Accountant Daddy” y “My City Was Gone”. Chrissie, con su voz rasposa, conmovedora y firme, nos recordó por qué ha sido una de las frontwoman más necesarias y consistentes del rock.




Con clásicos ochenteros como “Kid” y “Private Life”, el público se rindió ante una banda que, en su mayor auge, marcó un antes y un después en la historia del género. El repertorio equilibró la nostalgia con energía punk en “Don’t Cut Your Hair”, y brilló con joyas noventeras como “Night in My Veins” y “Back on the Chain Gang”.
Temas como “Don’t Get Me Wrong” y “Time the Avenger” reafirmaron por qué The Pretenders son una pieza clave en la historia del rock.

Con dos encores, la banda mantuvo el espíritu a flor de piel: primero con “Message of Love” y “Precious”, y luego con un cierre íntimo y casi espiritual con “I’ll Stand by You”. Un momento que dejó claro que el legado de Chrissie Hynde y compañía sigue más vivo que nunca.
The Pretenders nos demostraron que la autenticidad no envejece. Su música, cargada de emoción, rebeldía y dulzura, sigue tocando fibras profundas.



