Dumb Flesh
Blanck Mass
Sacred Bones Records
82%
Por José Carlos Martínez
Si existe algo que pueda separar a Benjamin Power de Fuck Buttons, es su proyecto en solitario llamado Blanck Mass, que con este tercer material dejó muy en claro que cada vez es más borrosa la progresión de este equipo. En 2011 Power lanzó su debut homónimo con este proyecto, en el cual dejó de lado las ondas rítmicas de distorsión para basarlo en los amplios soundcapes ambientales.
En esta producción podemos notar un avance rápido en su sonido después de los dos años que estuvo inactivo. Dumb Flesh es una impresionante creación cósmica, en donde Power logró un disco sólido de pop retorcido y abrasivo. Uno de los puntos clave de este álbum es su energía, sin duda él no hace música pop de esa que todos podemos digerir. El primer tema, “Loam”, es esencial dentro de esta producción, cuatro minutos de tensión en donde su sonido va en una sola dirección.
Estamos acostumbrados a que Power nos regale música de gran calidad, pero sin duda este disco es lo mejor que ha lanzado bajo el alías de Blanck Mass. Grande y difícil de golpear, Dumb Flesh eructa intensos fragmentos de un extraño laboratorio científico. “Lung”, la pista más pacífica es un calmante para nuestros oídos, pero debajo de esa tranquilidad vienen sonidos humanos indescifrables que parecen ser los gemidos sexuales de una mujer o de las cuerdas vocales de un bebe. “Detritus” es una bestia de ocho minutos que enmascara el ruido áspero antes de revelar sus latidos reales. De repente todo cambia por completo, la pista bombea entre nuestras venas y cambia el enfoque por algo más lúcido.
Al inicio Blanck Mass parecía que era la oportunidad perfecta de Benjamin para escapar de la electrónica retorcida de Fuck Buttons, aunque en Dumb Flesh regresó a ella. En cada una de las canciones se nota el esfuerzo de muchos actos ambientales bien centrados, en donde cada nota realizada habla por sí misma. Sin complejos y con las rutas bien establecidas aparece “Dead Format”, una pista completamente melódica en su sonido, casi como un viaje al pasado de Fuck Buttons.
Un álbum vivo entre los muertos que pulsa con la sangre enferma de un cuerpo que está perdiendo lentamente su motivación para seguir adelante. Power había empujado su trabajo a través de la naturaleza minimalista para estructurar algo más elaborado, en donde son recurrentes las muestras vocales con frecuencia sintetizada y sintetizadores que suenan casi como arreglos vocales. Es así como la música de estudio se está volviendo música en vivo, experimentando con organismos digitales que nos muestran nuevos horizontes.
Seria complicado describir algo tan bueno como Dumb Flesh, que en todo momento atrae y repele nuestros sentidos por partes iguales, lleno de conceptos reflexivos y experimentos sumamente exitosos que esculpen ruidos electrónicos en algo bailable, melódico y significativo.