A Moon Shaped Pool
Radiohead
XL Recordings
90%
Por Ernesto Olvera / @Ernestime
Radiohead ha estado en una evolución constante desde que lanzaron Pablo Honey. Así tengan la misma cantidad de haters que fans, no podemos decir que son una banda cualquiera debido a que siempre han buscado nuevas formas para retroalimentarse sónica y personalmente. Cada uno de sus discos tiene un argumento con el que abordan temas bastante comunes como el de un corazón roto, solo que desde un ángulo que muchas veces se torna un poco grotesco y enfermizo.
Pero esa es la parte que muchas veces pasa un poco desapercibida dentro de la estructura de Radiohead, ya que usualmente solemos enfocarnos de lleno en la peculiar belleza que en The Bends hizo que nos entregaran piezas como «Street Spirit (Fade Out)» o «Fake Plastic Trees», sin mencionar la manera tan elegante con la que comenzaron a jugar con la parte más minimalista de la electrónica en Kid A para provocar una hipnosis de la que jamás pudimos escapar.
Radiohead es sinónimo de versatilidad y en su nuevo álbum nos encontramos con un sonido que, si bien ya estaba más que establecido, de algún modo podemos decir que finalmente encontraron la fórmula adecuada para unir las piezas que habían quedado a la deriva desde que grabaron Ok Computer. No por algo en A Moon Shaped Pool finalmente encontramos la versión final de «True Love Waits», canción que la banda trató de grabar en más de una ocasión pero nunca habían estado contentos con el resultado debido a que no querían que sonara a algo como… John Mayer.
De algún modo se puede decir que A Moon Shaped Pool es el lugar al que Radiohead quería llegar desde el inicio, pero tuvieron que pasar poco más de dos décadas para que esto fuera posible. Puede que eso suene un tanto burdo considerando que en este tiempo nos entregaron discos que son mejores que éste, pero al haber salido de su zona de confort en múltiples ocasiones provocó que se preocuparan más en jugar y experimentar con sus instrumentos, en lugar de entregarnos un disco que siga los mismos patrones que el anterior sin darle un respiro real.
A Moon Shaped Pool bien pudo haber aparecido entre el Hail To The Thief e In Rainbows, ya que las secciones rítmicas que manejan en canciones como «Decks Dark» podrían ser una continuación de lo que en su momento fue «Go To Sleep». Tal vez es ahí donde las teorías de los fans comienzan a tener sentido si consideramos que cada una de las canciones del álbum son como un paseo en el tiempo con el que nos van llevando de la mano por cada una de sus facetas.
Las canciones cuentan con una impecable producción que termina desnudando por completo la belleza de cada uno de los instrumentos, comenzando por las cristalinas notas de piano de «Daydreaming» y los abundantes arreglos orquestales de Jonny Greenwood. El disco no explota, se mantiene en una misma línea y eso es lo que hace que la tensión que se vive en «Ful Stop» sea como un torbellino emocional que trae de vuelta los momentos imponentes de la banda. Es un corte que toma todo lo mejor de la historia de Radiohead para fundirlo en un mismo elemento. Es como si los sintetizadores y los drones nos estuvieran preparando para el nacimiento de un engendro expulsado del Kid A, hasta que el ritmo cambia por completo para adaptarse a lo épico del In Rainbows.
«Ful Stop» es el corazón de A Moon Shaped Pool, ya que en ella nos volvemos a reencontrar con el embrujante falceto de Thom Yorke que, una vez más, demuestra que con el paso de los años sus cuerdas vocales se van poniendo aún mejor. En «Glass Eyes» las cosas se vuelven a ahogar dentro de la melancolía y las emociones que impactaron directamente en el alma con «Daydreaming», mientras que en «Identikit» existe un chillante juego de guitarras que poco a poco nos va conduciendo a su fascinante final.
Este es un disco impulsado por emociones y eso es lo que hace que se sienta más humano después de haberlos escuchado en su trance impulsado por máquinas llamado The King Of Limbs que, si bien no es un disco malo, se agradece que de nueva cuenta podamos tener acceso a canciones en las que Thom Yorke expone su lado más vulnerable de la mano de Jonny y Ed O’Brien como en su estelar «Present Tense». La instrumentación es exquisita, es el mejor acompañamiento para un relato en el que una persona clama por una respuesta dentro de su relación para descubrir de una buena vez por todas si sus esfuerzos han sido en vano o no. ‘I won’t turn around when the penny drops, I won’t stop now, I won’t slack off or all this love will be in vain’, así es como Thom se encarga de incitarnos a tirar un puñado de lágrimas para cerrar con ‘In you I’m lost‘.
Las piezas que habían quedado en el aire finalmente encontraron el lugar adecuado para aferrarse entre sí. Este es Radiohead en su mejor forma, es el sonido de una banda que finalmente cumplió con una misión que estuvieron prolongando durante mucho tiempo para crecer individualmente e implementar sus conocimientos en una colección de canciones que, a simple oído podrán parecer sencillas, pero la realidad es que se requiere de una brutal estabilidad para diseñar un producto que no se rompa en ningún momento pese a la notable fragilidad que existe desde el ángulo en el que se le mire.
A Moon Shaped Pool es una escultura que la banda fue moldeando esporádicamente y ahora que la tenemos frente a nosotros, no queda más que contemplarla con un sofocante aprecio y expectación sobre lo que nos depara el futuro.