Por Alexa Olán
Sex symbol para algunos o un insulto al “buen gusto” para otros; Silverio es el alter ego de Julián Lede, un personaje que sale cada cuanto para escandalizar a aquellos que pareciera nunca han visto un par de pelotas.
Este era su primera presentación en vivo después del “escándalo” del EDC, por lo que mi duda de si el espectáculo había subido mucho más de tono de ese hombre que le escupía al público mientras estos le lanzaban botellas llenas de líquidos misteriosos.



El lugar resulta ideal para un ambiente arrabalesco. Visito por primera vez Salón Chabacano y su vibra boogaloo da un aire único, que bien pudo haber sido el lugar favorito de algún Scarface mexicano en los ochenta. En un espejo se lee la leyenda: “Besos en el chabacano”.
Los ánimos comienzan a calentarse y en colectividad se escuchan los gritos de: “Ora pinches vergas”. Después de más de una hora de espera Silverio hace su entrada triunfal entre la gente.




“¿Qué quieren? ¿Mierda o mierda?”
El desmadre inicia y el slam se percibe más como un intercambio de fluidos. El calor sube y con ello la ropa de Silverio va desapareciendo. Volteo a ver a una amiga entre el vapor que emana de los cuerpos y me dice: “Ya me siento nauseabunda y grotesca”.
La mayoría del público se conforma por hombres, pero la vibra está muy alejada de masculinidades tóxicas. Algunos le piden a gritos a Silverio que les escupa en la cara, otros conquistan el círculo de baile usando únicamente una tanga roja, y otros cuantos se pelean por una playera con la que el aborigen mayor se limpio los huevos.



Temas como “Perro”, “Yepa Yepa Yepa” y “El Baile del Diablo” desatan todavía más la locura, pero esta no para en ningún punto. Silverio literalmente se cuelga del techo con tal de dar un espectáculo, se mete teléfonos en los huevos y regala chelas servidas en su bota.
No creo que escándalo sería la definición exacta para describir a Silverio, es más adecuado decir que es el rey del arrabal, con un show tan provocador y transgresor del que a muchos punks y rockeros no les caería mal aprender algo.
